Ariela Sánchez recupera la sonrisa gracias al judo valenciano. Tras una temporada de lesiones y superar una apendicitis que puso en jaque su vida, la judoca dominicana vuelve a disfrutar en el tatami. Tras conquistar el oro en el European Open de Györ, Ariela se ajusta el judogi de la vida tras su historia de superación.

Existen momentos donde vemos la vida pasar. Un carrusel de imágenes que representa algunos de los capítulos más importante de la vida. En ocasiones, nos viene a la cabeza las personas y momentos que acompañaron a nuestro camino. Desde lo más alto del pódium del European Open de Györ (Hungrí), Ariela Sánchez dibuja una sonrisa en su rostro al tiempo que contempla fugazmente esos episodios que le marcaron. Una sonrisa que escondió en los últimos meses, donde luchaba por recuperar su mejor versión. 

No obstante, un año atrás, desde la habitación del hospital IMED de Valencia, también recordaba esos momentos soñando con volver a competir. Soñando con volver a disfrutar del judo. Soñando con volver a disfrutar de la vida. Desde su habituación del IMED, en enero de 2023, Ariela Sánchez superó una peritonitis que casi le cuesta la vida. Y es que, horas antes de su intervención urgente, Ariela finalizaba su entrenamiento en el Centro de Alto Rendimiento de Valencia y comenzaba a sentirse mal. Su temperatura corporal indicaba, nuevamente, que tenía fiebre tras unos estudios previos que no detectaron una apendicitis cada vez más crónica. Del tatami de Benimaclet al tatami de la vida donde pudo ganar su mayor combate. El más importante.

El covid, la lesión de hombro y una peritonitis forjaron en la joven dominicana, afincada en Valencia, una luchadora de la vida. Un ejemplo de superación. Una inspiración para las niñas que, en el propio recinto deportivo, la ven entrenar día a día. Su sonrisa contagia su alegría. Su historia, también. 

Ariela Sánchez tocó el cielo con las manos en Györ, donde se proclamó campeona del Abierto Europeo que significó su primer título representando a España y al judo valenciano. Desde la oscuridad, Ariela encendió la llama que despertó una nueva versión que sueña con los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Como el ave Fénix, Ariela resurgió de sus cenizas y sueña con volar alto. No hay combate que, para ella, le parezca imposible. En Györ lo ha demostrado. Y, estando ingresada, también. 

No ha sido un camino de rosas, pero tu primer oro con España ya está en tus manos…

Sí, bueno, después de un tiempo alejada de la competición, de los tatamis, la verdad es que fue para mí una gran alegría volver a sentirme fuerte, volver a sentir que volví a mi judo. Me siento con mucha confianza y contenta.

¿Cómo ha sido ese proceso hasta finalmente plantarte en la final? 

La verdad es que el día fue muy largo porque la competición fue desde temprano hasta las nueve de la noche. En el primer combate, la verdad es que tenía muchos nervios porque me tocaba enfrentar a un rival que justo había estado aquí en Valencia y nos conocíamos. Era un combate un poco más técnico, pero luego de eso el segundo ya me sentía muy bien y a medida que iban pasando los combates me sentía mejor. En la semifinal me sentí muy bien porque no duró nada y ya en la final tenía mucha confianza y sentía que el oro podía ser mío.

¿Tenías ganas de sacar eso que tenías dentro y mostrar tu nivel en competición no?

Sí, la verdad es que he tenido un poco de mala suerte a nivel de lesiones, pero en cuanto he tenido la oportunidad, que ha sido ahora, pues he sacado mi mejor judo y creo que lo he disfrutado bastante.

 ¿Cuál ha sido el secreto de esta superación? 

El trabajo duro, que siempre es recompensa. Por suerte tengo un gran equipo como son Laura Gómez y Sugoi Uriarte, mi pareja también que me ayuda bastante y son gente que están ahí detrás de mí todo el tiempo. En el momento quizás uno no lo ve, pero luego cuando llegan los resultados te das cuenta de las personas que están detrás. Porque son los que están ahí. En las buenas y en las no tan buenas. Por eso, cuando existe el trabajo duro, siempre hay recompensa.

¿Cómo se presenta el 2024? ¿Cuáles son los objetivos? 

Después de los European Open, la idea es que nos permitan competir en un Grand Slam, un Grand Prix donde iremos a dar lo mejor. Mi cabeza también está pensando a largo plazo como en los Juegos Olímpicos de 2028. Por suerte soy joven (23 años), tengo mucho futuro por delante y hay que comenzar a trabajar ya mismo. 

Hace un año atrás tu vida cambió, podías haber hecho un giro completamente brusco, con unas lesiones, pero principalmente con una peritonitis que no solamente casi te aparta del tatami, sino también del tatami de la vida…

La verdad es que fue un final de año y un comienzo muy malo porque me había operado del hombro en diciembre y justo cuando me estaba recuperando, en enero de 2023, comencé a tener un dolor muy fuerte de estómago. Fui al médico y me dijeron que tenía una gastroenteritis. Yo seguí todas las indicaciones, tomaba analgésicos, venía y entrenaba lo que podía. No hacía judo porque no me lo permitía el hombro, pero sí que hacía físico y me seguía doliendo. Estuve 10 días mal hasta que un día luego de entrenar aquí me fui a casa, comencé con malestares, mucha fiebre, fui al médico y ahí se detectó lo peor: tenía una apendicitis que se había convertido en una peritonitis. Entonces me operaron de urgencia, estuve ingresada una semana y media, y lo pasé muy mal. Luego volver de eso fue difícil porque tenía que recuperar el hombro que no tenía movilidad, tenía que recuperar también del estómago que tenía la pared abdominal totalmente destrozada y en judo es muy importante eso. Al final, con mucho trabajo, un año después he podido estar en los tatamis y compitiendo.  

¿Un ‘malestar’ que pudo costarte la vida?

Sí, hasta el momento que me operaron yo no tenía ni idea, o sea, pensábamos que podría ser una infección o lo que sea, pero no tenía ni idea de que fuera eso. Cuando terminó el doctor lo primero que me dijo fue que era una persona fuerte físicamente, porque no cualquiera puede aguantar dos semanas en esa situación y justo actuaron en ese momento rápido, porque antes sino el resultado quizás habría sido otro. Fue bastante chocante saber que tu vida corre peligro. Yo ya tenía toda la infección en mi estómago. Si llega a la sangre podría ser mortal. Doy gracias a Dios, soy muy creyente y creo que fue el que me miró con buenos ojos y puedo decir que estoy viva. Recuerdo que una semana después, hubo una noticia de una chica que falleció de lo mismo aquí en Valencia, entonces fue un mes bastante complicado para mí.

Si echamos la mirada atrás, te tocó hace unos años cruzar el charco y venir de vivir a Valencia…

En Latinoamérica la situación del judo es otra. No puedes estudiar, no puedes compaginarlo y también es mucho dinero entre los viajes y las competiciones. Yo tenía 17 años, era muy joven cuando me fui de mi casa y se me dio la oportunidad de venir aquí. No lo pensé ni un minuto porque yo como judoca quería crecer y era muy difícil crecer en República Dominicana porque allí no tenemos las condiciones que tenemos aquí. En Valencia tenemos gente de nivel cada semana, cada día hay gente de un nivel muy alto. Cuando vine aquí, empecé a competir por Valencia, iba a Campeonatos de España, Autonómicos, etc.  Tenía otro tipo de oportunidades. Cuando me pasó lo de la apendicitis, que estuve sin hacer judo mucho tiempo, pensaba que era el momento de darle un giro a mi carrera y comenzar a competir con España. Hablé con Laura y Sugoi, y me dieron todo el apoyo, hablé con la Federación Dominicana que también me dieron todo el apoyo para competir con España. Es una forma de agradecimiento porque al final ahora España es mi casa, le tengo mucho agradecimiento a Valencia, a la Federación Valenciana y es una forma de dar gracias por todo lo que me han dado aquí.

Como todo inmigrante, habrás tenido que dejar toda tu vida allí… 

Sí, bueno, toda mi familia está en Dominicana, siempre estoy en contacto con ellos, hay veces que he estado dos años sin verles. Ellos saben que todo lo que hago es para mejorar y  tener una carrera deportiva grande. Es un sacrificio y al final la vida se trata de eso, de sacrificios. Si te quedas en tu zona de confort, nunca llegarás a nada.

Después de París 2024, ¿cómo se presenta el nuevo ciclo olímpico?

Quiero intentar preparar un ciclo olímpico lejos de todo lo que he vivido: el covid, lejos del apendicitis, intentar enfocarte y dedicarte al 100%. Ahora es mi oportunidad. Dejando todo lo malo atrás y dar lo mejor de mí, entrenar fuerte y solamente enfocarme en el judo, que es lo que quería hace mucho tiempo y ahora es la oportunidad. Me quedan muchos años por delante y es el momento ahora.